Sábado Show
Teatro
Recomendado Bernadette Laitano
Hay convenciones sociales sobre lo que está bien y lo que está mal. También parámetros sobre lo que se considera "normal".
La vida, terrible
Una madre extremadamente cómplice de su hijo. Un hijo extremadamente cariñoso con su madre, que la llama "Sofi" en privado, que comparte su cama, que se da cuenta si está maquillada o no y se lo dice. En Los padres terribles las relaciones no son lo que parecen. El secreto impera y las ganas se reprimen de la puerta para afuera, pero el desenlace del caos se presenta al comienzo, cuando la casa familiar está alterada ante la ausencia del hijo que pasó la noche afuera. Para los espectadores, la información es mayor (y más rica): el desequilibrio aparece, también al comienzo, cuando es la madre la más alterada porque su hijo durmió con una chica, de la que está enamorado.
Los padres terribles es una obra para no perderse y recomendar. Si gusta, dos veces también se puede ver -o las que quiera- porque son varios los puntos de atracción. El primero de ellos es el texto (adaptado por Alberto Zimberg y Leonor Svarcas), lleno de provocación y pinceladas tanto de tragedia como de comedia.
Luego, la dirección del espectáculo unida al trabajo del elenco, del que destacan Alicia Garateguy, como la madre, Roberto Bornes, el padre, y Carla Moscatelli, la tía solterona. Sobre todo Moscatelli: ¿qué hacer cuando una de las luces cae ruidosamente en medio del escenario? Incluir el cuerpo extraño en el organismo de la obra sin entorpecer ni el lenguaje ni las características de su personaje. Aplausos, aparte, para ella.
El hecho teatral convoca a más que la sola presencia del actor en el escenario y, aquí, la distorsión o lo surreal de esta familia lo subraya y acentúa la escenografía y el vestuario. La primera, funcional y manipulada por los actores (y eso incluye las luces), ofrece al espectador una gran cama que es el dominio de la madre (un ser hipocondríaco, pero también el lugar de encuentros madre-hijo). El vestuario juega con lo caricaturesco y hasta ridículo de los personajes, pero sin grotescos. Ellos sí son ridículos, pero se pasean por varios registros, hay explosiones de extremismos, en seres de por sí extremistas.
La obra no se queda en lo estético sino que habla, plantea ideas, sin decir qué es lo correcto. Hay una situación particular. Estos son los personajes que la tienen que enfrentar. ¿Cómo reaccionarían ante el enamoramiento del hijo, unos padres terribles?
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Datos de la obra
obra: Los padres terribles
autor: Jean Cocteau
dirección: Alberto Zimberg
elenco: Roberto Bornes, Noelia Campo, Alicia Garateguy, Carla Moscatelli y Sergio Muñoz
vestuario: Paula Villalba
escenografía: Claudia Schiaffino y Beatriz Martinez
funciones y entradas: Sábados 22:30. Domingos 20:30 (Espacio Teatro). $180
Teatro
Recomendado Bernadette Laitano
Hay convenciones sociales sobre lo que está bien y lo que está mal. También parámetros sobre lo que se considera "normal".
La vida, terrible
Una madre extremadamente cómplice de su hijo. Un hijo extremadamente cariñoso con su madre, que la llama "Sofi" en privado, que comparte su cama, que se da cuenta si está maquillada o no y se lo dice. En Los padres terribles las relaciones no son lo que parecen. El secreto impera y las ganas se reprimen de la puerta para afuera, pero el desenlace del caos se presenta al comienzo, cuando la casa familiar está alterada ante la ausencia del hijo que pasó la noche afuera. Para los espectadores, la información es mayor (y más rica): el desequilibrio aparece, también al comienzo, cuando es la madre la más alterada porque su hijo durmió con una chica, de la que está enamorado.
Los padres terribles es una obra para no perderse y recomendar. Si gusta, dos veces también se puede ver -o las que quiera- porque son varios los puntos de atracción. El primero de ellos es el texto (adaptado por Alberto Zimberg y Leonor Svarcas), lleno de provocación y pinceladas tanto de tragedia como de comedia.
Luego, la dirección del espectáculo unida al trabajo del elenco, del que destacan Alicia Garateguy, como la madre, Roberto Bornes, el padre, y Carla Moscatelli, la tía solterona. Sobre todo Moscatelli: ¿qué hacer cuando una de las luces cae ruidosamente en medio del escenario? Incluir el cuerpo extraño en el organismo de la obra sin entorpecer ni el lenguaje ni las características de su personaje. Aplausos, aparte, para ella.
El hecho teatral convoca a más que la sola presencia del actor en el escenario y, aquí, la distorsión o lo surreal de esta familia lo subraya y acentúa la escenografía y el vestuario. La primera, funcional y manipulada por los actores (y eso incluye las luces), ofrece al espectador una gran cama que es el dominio de la madre (un ser hipocondríaco, pero también el lugar de encuentros madre-hijo). El vestuario juega con lo caricaturesco y hasta ridículo de los personajes, pero sin grotescos. Ellos sí son ridículos, pero se pasean por varios registros, hay explosiones de extremismos, en seres de por sí extremistas.
La obra no se queda en lo estético sino que habla, plantea ideas, sin decir qué es lo correcto. Hay una situación particular. Estos son los personajes que la tienen que enfrentar. ¿Cómo reaccionarían ante el enamoramiento del hijo, unos padres terribles?
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Datos de la obra
obra: Los padres terribles
autor: Jean Cocteau
dirección: Alberto Zimberg
elenco: Roberto Bornes, Noelia Campo, Alicia Garateguy, Carla Moscatelli y Sergio Muñoz
vestuario: Paula Villalba
escenografía: Claudia Schiaffino y Beatriz Martinez
funciones y entradas: Sábados 22:30. Domingos 20:30 (Espacio Teatro). $180
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